miércoles, 31 de octubre de 2012

LOS ESCENARIOS ACTUALES Y FUTUROS DE CAMBIO CLIMÁTICO


En base al estado de situación de la zona costera uruguaya y a los escenarios proyecta­dos por los modelos climáticos, se reconocen di­ferentes amenazas . Se destaca que en Uruguay se cumplen los mismos patrones mundiales de desarrollo, con su consecuente pérdida de hábitats, sobre-pes­ca, contaminación y otras actividades ambiental­mente perjudiciales. El cambio climático combi­na y amplifica los actuales factores estresantes, tornando más vulnerables a las comunidades costeras.
ESCENARIOS CLIMÁTICOS EN LA COSTA URUGUAYA
La zona costera uruguaya, con una exten­sión aproximada de 670 km (de los cuales 450 corresponden al Río de la Plata y los 220 restan­tes al océano Atlántico) presenta una diversidad de ambientes con características peculiares, donde las playas arenosas desarrolladas en extensos arcos alternados con afloramientos ro­cosos, son la forma dominante. Esta diversidad paisajística y la diversidad biológica que susten­ta son la base del desarrollo económico, por su capacidad para proveer bienes y servicios que sustentan actividades diversas, como la pesca, el turismo, la navegación, el desarrollo portuario y la explotación agrícola y minera. En Uruguay el 68% de la población residente de la zona cos­tera, los centros urbanos ocupan un 34% de la línea de costa.
El análisis de las variables climáticas y los niveles del mar en Uruguay demuestra que en el último siglo han ocurrido cambios:
•La temperatura aumentó 0.8°C en el siglo XX. La temperatura media actual es mayor en prima­vera y verano de lo que era a principios del siglo pasado y la temperatura mínima se ha elevado a lo largo de todo el año. A su vez, los períodos de heladas (tiempo entre la primera y última delaño) son más cortos y su severidad y frecuencia se redujeron.
•Las lluvias aumentaron dentro del territorio nacio­nal aproximadamente un 30%, partiendo de 1.000 mm a principios del siglo XX hasta unos 1.300 mm hacia fines de siglo. Este cambio se observa sobre todo en primavera y verano.
•El nivel del mar en las costas uruguayas subió 11 cm entre 1902 y 2003 proceso que se acentuó en las últimas décadas.
•Los eventos extremos (lluvias y temperaturas fuera de lo normal) han venido aumentando en frecuencia e intensidad en Uruguay y en la región.
Investigadores nacionales han analizado posibles escenarios climáticos previstos para décadas futuras (2020, 2050 y 2080) basados en Modelos Climáticos Globales aprobados por el IPCC (HADCM3, ECHAM5).
De estos estudios surge que:
•En cuanto a la temperatura, es probable que Uruguay experimente tasas de crecimiento con variaciones de 0.3 a 0.5°C al 2020 y de 1.0 a 2.5°C al 2050.
•Las lluvias continuarán su tendencia creciente, aunque a una tasa de aumento menor que la observada.
•En cuanto al nivel del mar, los estudios de esce­narios realizados indican que aumentaría entre 5 y 10 cm para la década de 2020 y entre 12 y 20 cm para la década de 2050. Otro aspecto a considerar son las marejadas de tormenta que se producirían en condiciones de valores me­dios más elevados del NMM y los cambios de velocidad de los vientos influirían tierra adentro a mayor distancia que en las condiciones actuales provocando un aumento de la erosión.
•Los eventos extremos (lluvias y vientos inten­sos) continuarán en aumento. De acuerdo con las predicciones efectuadas a nivel global y re­gional es plausible que también aumenten su frecuencia como intensidad. La evolución de la velocidad media del viento en la región coste­ra del sur del país ha mostrado en general un comportamiento asociado a una disminución en la frecuencia de vientos del sector sur y oeste (Pamperos), durante el otoño e invierno, y a ma­yores velocidades promedio del cuadrante este (sudestadas), presentes en el semestre cálido del año (octubre a abril).
ADAPTACIÓN
El IPCC ha indicado que todas las socieda­des y todos los sectores económicos inevitable­mente necesitarán adaptarse al cambio climáti­co en las décadas venideras y que la adaptación ya está en proceso, incluyendo el turismo. Al­gunos países y regiones son más vulnerables que otros en la medida que sus características económicas y geográficas determinan su expo­sición a los impactos del cambio climático, su sensibilidad a estos impactos y su capacidad de adaptación.
La adaptación al cambio climático se refie­re a un ajuste en los sistemas naturales o hu­manos como respuesta a estímulos climáticos, reales o esperados, que puedan moderar los da­ños o explotar las oportunidades beneficiosas.
La adaptación puede ser buscada por socieda­des, instituciones, individuos, gobiernos y puede ser motivada por motores a través de muchos mecanismos, por ejemplo: actividades sociales, actividades de mercado, intervenciones locales o globales. La capacidad de adaptación es la aptitud o el potencial de un sistema para respon­der exitosamente a la variabilidad climática y al cambio, e incluye tanto los ajustes en el com­portamiento como en los recursos y tecnologías. También permite a los sectores y a las institucio­nes aprovechar las oportunidades o los benefi­cios del cambio climático, tales como estaciones más largas para las cosechas o mayor potencial para el turismo.
Se estima que la capacidad de adaptarse al cambio climático varía en los sub-sectores de la industria turística, por ejemplo: turistas, proveedores de servicios turísticos, comunida­des, operadores turísticos. Dentro de estos, los turistas tienen la mayor capacidad adaptativa (que depende de tres recursos clave: dinero, co­nocimientos y tiempo), con una libertad relativa para evitar los destinos impactados por el cam­bio climático o cambiando el momento de viajar para evitar condiciones climáticas adversas. Los suministradores de servicios turísticos y opera­dores en los destinos específicos tienen menor capacidad adaptativa. Los grandes operadores turísticos que no son dueños de infraestructura, se encuentran mejor posicionados para adap­tarse a los cambios en destinos porque pueden responder a las demandas de sus clientes y suministrar información para influir en las elec­ciones de viaje de sus clientes. Las comunida­des en los destinos y operadores turísticos de hoteles, estaciones turísticas, marinas o casinos tienen la menor capacidad adaptativa.
Los requerimientos de información, cam­bios de política e inversiones que se necesitan para una efectiva adaptación por parte de los destinos turísticos, en algunos casos, requieren de décadas y, por lo tanto, existe la necesidad de una rápida acción para aquellos destinos donde se prevé que un impacto se producirá hacia mediados del siglo.
EL PROCESO DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
Una amplia gama de metodologías y he­rramientas de decisión existen para evaluar los impactos del cambio climático y las estrategias de adaptación. El PNUD2 proporciona cuatro principios rectores para la adaptación que son altamente relevantes para el turismo.
ADAPTACIÓN EN UN CONTEXTO DE DESARROLLO
Los impactos del cambio climático podrán afectar negativamente el desarrollo sustentable de un país en formas diversas, incluyendo los recursos hídricos, la energía, la salud, la agricul­tura y la biodiversidad - los cuales podrán tener un impacto en el sector turístico. Por consiguien­te, el proceso de adaptación en el sector turístico necesita integrarse a políticas y estrategias de desarrollo sustentable del país.

UTILIZAR LA EXPERIENCIA ADAPTATIVA ACTUAL PARA AFRONTAR LA FUTURA VARIABILIDAD CLIMÁTICA
El sector de turismo tiene experiencia en afrontar la variabilidad climática (Tabla 3), requi­riéndose evaluaciones adicionales como punto de partida para la adaptación. Una amplia gama de actores turísticos deben ser involucrados en el proceso de adaptación para aprovechar ple­namente sus experiencias y conocimientos re­lativos a la adaptación a la variabilidad climática actual.

RECONOCER QUE LA ADAPTACIÓN OCURRE EN DISTINTOS NIVELES, EN PARTICULAR EN EL NIVEL LOCAL
La adaptación puede realizarse en forma estratégica en el nivel nacional, tal como ocurre con el Plan Nacional de Respuesta al Cambio Climático de Uruguay o el Plan Nacional de Tu­rismo Sostenible pero el cambio climático no es simplemente un desafío para gobiernos; la par­ticipación de la industria turística es crucial pues sus operaciones son y serán afectados.

RECONOCER QUE LA ADAPTACIÓN ES UN PROCESO CONTINUO
La mayoría de los marcos de adaptación reconocen que es un proceso iterativo de puesta en práctica y evaluación de estrategias a medida que las condiciones climáticas siguen evolucio­nando a lo largo del siglo.
¿CÓMO DESARROLLAR E IMPLEMENTAR UN PROCESO DE ADAPTACIÓN A LA VARIABILIDAD CLIMÁTICA?
Pueden considerarse los siguientes ele­mentos a la hora de desarrollar un proceso de adaptación:
•Adaptarse ahora
Frente a la falta de estratégicas de adaptación en los distintos países, cuanto antes se comien­ce a implementar un proceso se podrán lograr beneficios más rápido para la reducción de ries­gos.
•Crear condiciones para posibilitar la adaptación
Implica sortear las numerosas barreras que hoy existen, entre otras: conflictos frente a escasos recursos, falta de conocimientos, instituciones débiles, recursos naturales degradados, infraes­tructura inadecuada, recursos financieros insufi­cientes y una gobernanza deficitaria.
•Integrar la adaptación con el desarrollo
Los objetivos de la adaptación al cambio climático y del desarrollo son fuertemente com­plementarios; por lo tanto para ser efectivos, los procesos de adaptación deben comprometer a los ministerios responsables del desarrollo, finanzas, gestión territorial e hídrica y salud pú­blica.
•Aumentar la sensibilización y el conocimiento
El conocimiento es una limitación crítica en la adaptación siendo prioritaria la generación y comunicación de nueva información para la ges­tión de los riesgos climáticos.
•Fortalecer instituciones
La debilidad institucional representa una dificul­tad para la gestión de los riesgos climáticos y adaptación. Por lo tanto, el fortalecimiento insti­tucional o, en algunos casos la revitalización de las instituciones tradicionales y tomar decisiones son imprescindibles para facilitar la adaptación.
•Proteger los recursos naturales
Los recursos naturales que se encuentran en un estado degradado son más vulnerables al cam­bio climático y, por lo tanto, la recuperación y protección de recursos naturales tales como hu­medales, pesquerías, biodiversidad y bosquesconstituyen estrategias críticas de adaptación en muchos países en desarrollo.
•Suministrar asistencia financiera
Los recursos financieros son una importante barrera a la adaptación. Tendrán que buscarse soluciones innovadoras para que los países en desarrollo puedan obtener financiamiento desde varias fuentes, tanto internas como externas.
•Involucrar los que se encuentran en riesgo
Involucrar actores que se encuentran potencial­mente en riesgo aumenta la efectividad de los procesos de adaptación, demostrando la impor­tancia de enfoques participativos en la adapta­ción.
•Uso de estrategias específicas
La adaptación basada en el lugar y contexto local determinará cuáles enfoques e iniciativas específicas son las más efectivas.
LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL SECTOR TURÍSTICO
El sector turístico ha adaptado sus opera­ciones a las zonas climáticas del mundo. Una diversa gama de medidas adaptativas tecnoló­gicas, gerenciales, de políticas y de comporta­miento son utilizadas actualmente por los ac­tores turísticos para afrontar la variabilidad del clima a nivel en los destinos.
MITIGACIÓN Y TURISMO
Las medidas de mitigación son aquellas que contribuyen a reducir la acumulación at­mosférica de GEI y, por lo tanto, a retardar el impacto esperado de dicha acumulación en el clima mundial. Las políticas sociales, económi­cas y tecnológicas pueden contribuir a producir una reducción de emisiones implementando di­ferentes medidas de mitigación.
El sector turístico se compone de una am­plia gama de negocios, desde pequeños ope­radores que abastecen el mercado local hasta grandes compañías que operan transporte, hoteles y tours, cubriendo mercados globales a través de regiones enteras y movilizando millo­nes de paquetes turísticos a destinos en el ex­tranjero cada año. En respuesta a la creciente sensibilización de los consumidores sobre la contribución del turismo al cambio climático, el sector está investigando las estrategias para implementar medidas de mitigación en subsec­tores como transporte, hospedaje y operadores turísticos.
La mitigación puede lograrse reduciendo el uso de energía, por ejemplo, a través de cam­bios en el comportamiento en cuanto a viajes, mejorando la eficiencia energética, aumentando el uso de energías renovables, utilizando estrate­gias de compensación de carbono, planificando destinos y paquetes turísticos sustentables, así como a través de cambios en las prácticas em­presariales. Sin embargo, aunque la innovación tecnológica tiene un gran potencial para lograr reducciones en las emisiones de GEI, dadas las altas tasas de crecimiento del turismo global, ésta no será suficiente para lograr reducciones absolutas en el uso de energía y las emisiones. Por lo tanto, los cambios en el comportamiento (turistas) así como cambios estructurales (indus­tria turística) serán de importancia en revertir la tendencia hacia el crecimiento de los GEI des­de este sector. Las actuales tendencias de la sociedad por un turismo natural y responsable han creado nuevas oportunidades de negocios y nuevos mercados para productos turísticos de bajo carbono.
MITIGACIÓN EN URUGUAY
Si bien la mitigación no es una línea de ac­ción prioritaria para Uruguay (ya que, entre otras razones, no contribuye significativamente a las emisiones globales de GEI), el país se ha com­prometido a implementar medidas de mitigación.
En el Plan Nacional de Respuesta al Cam­bio Climático y la Variabilidad (PNRCC), elabo­rado por Uruguay en 2010, se mencionan líneas de acción estratégicas y medidas concretas para la reducción de emisiones en diversos sectores socio-económicos y el Mecanismo para un De­sarrollo Limpio (MDL) como línea adicional de mitigación. De las medidas de mitigación defini­das por el PNRCC las de mayor involucramiento con los sectores vinculados a la actividad turís­tica son las referidas con transporte y energía.
Cabe considerar dos aspectos fundamen­tales del rubro energético en Uruguay. Por un lado, el 67% de la energía que consumimos en nuestro país corresponde a derivados del petró­leo; y por otro, el uso de la energía por sectores corresponde en un 32% al transporte, en un 29% a los hogares, en un 21% a la industria, en un 9% al sector comercio y servicios (escuelas, hospitales, hoteles, restaurantes) y en un 9% al sector agro y pesca (fuente: DNE).
En este marco, la política energética na­cional para el período 2005-2030 ha definido prioridades que contemplan esta situación. Una de las prioridades es la diversificación de la matriz energética, lo cual implica considerar la introducción de energías renovables autóctonas (como son la eólica, biomasa, microhidráulica) y la reducción de la dependencia del petróleo. Se considera en esta opción la promoción del transporte fluvial y ferroviario; el recambio de flotas de carga y transporte colectivo; la revisión tributaria y normativa y el desarrollo de incenti­vos para vehículos eficientes; el etiquetado de vehículos; la incorporación de biocombustibles, vehículos eléctricos e híbridos y la sustitución eficiente en el sector público. Por otro lado, otra prioridad es la promoción del uso eficiente de la energía, incentivando una cultura de la eficiencia energética4 e incorporando tecnologías eficien­tes en equipos consumidores de energía.
El análisis del consumo de energía de los diferentes rubros vinculados al turismo permite detectar oportunidades para implementar me­didas de mitigación en el sector. Nuestro país ya viene implementando líneas temáticas e ini­ciativas en materia de mitigación y algunas ya están siendo incorporadas en subsectores como el hotelero. Otras requieren de mayor difusión para facilitar su incorporación, tanto en opera­dores como en turistas y tomadores de decisión. Algunas de las principales iniciativas impulsadas en el país son:
-Promover la eficiencia energética (EE) en todos los sectores de la actividad nacional y para todos los usos de la energía (iluminación, electrodo­mésticos, vehículos, etc.). Desde 2005, Uruguay está impulsando medidas para la incorporación de la eficiencia energética a través de la pro­moción del uso de lámparas de bajo consumo, el etiquetado de electrodomésticos, la incorpo­ración de normas mínimas de desempeño de edificaciones.
-Promover las energías renovables no tradi­cionales. En el marco de la política energética nacional, se definió priorizar la diversificación de la matriz energética, promoviendo el desarrollo de emprendimientos en base a energías reno­vables no tradicionales (energía eólica, solar, de biomasa y minihidráulica), como contribución a reducir las emisiones de GEI. Una de las metas de la política energética es llegar al 50% de la matriz energética nacional con fuentes autócto­nas renovables, incorporando 500 MW de éstas antes del 2015, incluyendo, fundamentalmente, el aprovechamiento de la energía eólica y recur­sos de biomasa para la generación de energía eléctrica.. El país ha identificado como prioridad la incorporación de la energía solar térmica para la sustitución del calentamiento de agua eléctri­co o a partir de fuente fósil.
-Utilización de biodigestores. Este tipo de tecno­logía, así como los calentadores y las cocinas solares, puede representar una oportunidad para emprendimientos agroturísticos de nuestro país.
-Políticas de construcción sustentable. Este tipo de iniciativas estimula a la administración públi­ca a desarrollar e implementar nueva legislación y reglamentaciones, con el objetivo de influir so­bre el sector de la construcción para que realice proyectos de forma más sustentable, mediante la utilización técnicas innovadoras y materiales que emitan menos CO2, reduzcan el consumo de energía y la deforestación ilegal.
Las medidas de mitigación involucran una amplia gama de actores y de actividades que varían desde iniciativas de bajo costo, tales como el alumbrado eficiente en energía, hasta medidas que requieren mayores esfuerzos e inversiones, tales como la compra de vehículos más eficientes en cuanto a combustible o la re­definición de sus sistemas de energía.
Las medidas más importantes son las que reorientan el turismo hacia el transporte bajo en emisiones de carbono y la búsqueda de desti­nos menos distantes con estadías más largas, involucrando a diferentes actores como son los proveedores de transporte, alojamiento, opera­dores turísticos, turistas, administradores y pla­nificadores.
Dadas las tendencias sociales actuales, parecería que los nuevos mercados para turistas ambientalmente responsables ya están surgien­do y, así, existen oportunidades para desarrollar y comercializar nuevos productos turísticos ba­jos en emisiones de carbono. Esto, conjunta­mente con consideraciones económicas, hace que sea interesante para cualquier actor turístico involucrarse en la puesta en práctica de medidas de mitigación.
Los operadores turísticos desempeñan un papel importante en la mitigación del cambio cli­mático, puesto que arman paquetes: incluyendo viaje, hospedaje y eventualmente atracciones turísticas. En tal sentido, pueden influir en las emisiones ofreciendo, por ejemplo, transpor­te eficiente en su uso de energía, hoteles con compromisos ambientales, paquetes de bajas emisiones de carbono que incluyan viajes en ómnibus y en tren sustituyendo viajes cortos en avión, opciones de bicicleta, o alquiler de vehículos eficientes. Otro rol importante para los operadores turísticos es el de aumentar el tiempo promedio de permanencia: una manera muy efectiva de reducir la huella del carbono del turismo, siempre y cuando el promedio de viajes realizado por un turista sobre un determinado período disminuya. Como ejemplo, en Alemania se ofrecen destinos de vacaciones que propor­cionan «nuevas sendas hacia la naturaleza», desarrollando y comercializando paquetes libres de automóviles e incluso promocionando con mayor ímpetu el viaje en tren. Los operadoresetiqueta­do sobre emisiones o fuentes de energía en sus paquetes para influenciar el comportamiento de los viajeros. Indicando las emisiones causadas por un viaje o alojamiento en particular, se hace posible que los viajeros elijan entre productos bajos en emisiones de carbono o los clásicos. Los turistas, por su parte, desempeñan un pa­pel fundamental en la reestructuración hacia un sistema turístico sustentable, eligiendo sus des­tinos, alojamiento y medios de transporte am­bientalmente amigables. Ellos también pueden exigir transporte en medios eficientes en cuanto al combustible o quedarse en hospedajes que tienen incorporadas buenas prácticas ambienta­les, lo que pone importante presión en las com­pañías para que trabajen para lograr un turismo sustentable. Estas son algunas de las maneras en que los turistas individuales pueden alterar y mejorar las tendencias actuales del turismo global.
Los operadores hoteleros pueden aportar significativamente en la implementación de me­didas de mitigación, desarrollando buenas prác­ticas ambientales, como la reducción de consu­mos en agua y energía, e incorporando energías renovables. En este sentido, la incorporación de la energía solar no sólo reduce la dependencia energética del exterior, sino que promueve el autoconsumo y la independencia energética, proyectando al Uruguay como destino turístico responsable del ambiente.
El sector puede aprovecharla de dos for­mas:
-por un lado, utilizando la tecnología fotovoltaica para generar electricidad;
-por otro, aprovechando la energía del sol para generar calor, que puede emplearse en calefac­cionar ambientes, cocción de alimentos o produ­cir agua caliente.
Algunos de los potenciales usuarios de es­tas formas de energía vinculados a la actividad turística son las viviendas individuales, los edi­ficios de propiedad horizontal, los hoteles y los clubes deportivos, tanto para instalaciones de baños o cocinas, como de piscinas.
Según datos de los principales proveedo­res nacionales de equipos solares térmicos, se estima que existen instalados unos 1.000 m2 de colectores solares térmicos al año 2010. A partir de la normativa vigente, gran parte de hoteles y clubes del país han incorporado la energía solar térmica para calentar agua y otros servicios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario