En base al estado de situación de la zona costera uruguaya y a los escenarios proyectados por los modelos climáticos, se reconocen diferentes amenazas . Se destaca que en Uruguay se cumplen los mismos patrones mundiales de desarrollo, con su consecuente pérdida de hábitats, sobre-pesca, contaminación y otras actividades ambientalmente perjudiciales. El cambio climático combina y amplifica los actuales factores estresantes, tornando más vulnerables a las comunidades costeras.
ESCENARIOS CLIMÁTICOS EN LA COSTA URUGUAYA
La zona costera uruguaya, con una extensión aproximada de 670 km (de los cuales 450 corresponden al Río de la Plata y los 220 restantes al océano Atlántico) presenta una diversidad de ambientes con características peculiares, donde las playas arenosas desarrolladas en extensos arcos alternados con afloramientos rocosos, son la forma dominante. Esta diversidad paisajística y la diversidad biológica que sustenta son la base del desarrollo económico, por su capacidad para proveer bienes y servicios que sustentan actividades diversas, como la pesca, el turismo, la navegación, el desarrollo portuario y la explotación agrícola y minera. En Uruguay el 68% de la población residente de la zona costera, los centros urbanos ocupan un 34% de la línea de costa.
El análisis de las variables climáticas y los niveles del mar en Uruguay demuestra que en el último siglo han ocurrido cambios:
•La temperatura aumentó 0.8°C en el siglo XX. La temperatura media actual es mayor en primavera y verano de lo que era a principios del siglo pasado y la temperatura mínima se ha elevado a lo largo de todo el año. A su vez, los períodos de heladas (tiempo entre la primera y última delaño) son más cortos y su severidad y frecuencia se redujeron.
•Las lluvias aumentaron dentro del territorio nacional aproximadamente un 30%, partiendo de 1.000 mm a principios del siglo XX hasta unos 1.300 mm hacia fines de siglo. Este cambio se observa sobre todo en primavera y verano.
•El nivel del mar en las costas uruguayas subió 11 cm entre 1902 y 2003 proceso que se acentuó en las últimas décadas.
•Los eventos extremos (lluvias y temperaturas fuera de lo normal) han venido aumentando en frecuencia e intensidad en Uruguay y en la región.
Investigadores nacionales han analizado posibles escenarios climáticos previstos para décadas futuras (2020, 2050 y 2080) basados en Modelos Climáticos Globales aprobados por el IPCC (HADCM3, ECHAM5).
De estos estudios surge que:
•En cuanto a la temperatura, es probable que Uruguay experimente tasas de crecimiento con variaciones de 0.3 a 0.5°C al 2020 y de 1.0 a 2.5°C al 2050.
•Las lluvias continuarán su tendencia creciente, aunque a una tasa de aumento menor que la observada.
•En cuanto al nivel del mar, los estudios de escenarios realizados indican que aumentaría entre 5 y 10 cm para la década de 2020 y entre 12 y 20 cm para la década de 2050. Otro aspecto a considerar son las marejadas de tormenta que se producirían en condiciones de valores medios más elevados del NMM y los cambios de velocidad de los vientos influirían tierra adentro a mayor distancia que en las condiciones actuales provocando un aumento de la erosión.
•Los eventos extremos (lluvias y vientos intensos) continuarán en aumento. De acuerdo con las predicciones efectuadas a nivel global y regional es plausible que también aumenten su frecuencia como intensidad. La evolución de la velocidad media del viento en la región costera del sur del país ha mostrado en general un comportamiento asociado a una disminución en la frecuencia de vientos del sector sur y oeste (Pamperos), durante el otoño e invierno, y a mayores velocidades promedio del cuadrante este (sudestadas), presentes en el semestre cálido del año (octubre a abril).
ADAPTACIÓN
El IPCC ha indicado que todas las sociedades y todos los sectores económicos inevitablemente necesitarán adaptarse al cambio climático en las décadas venideras y que la adaptación ya está en proceso, incluyendo el turismo. Algunos países y regiones son más vulnerables que otros en la medida que sus características económicas y geográficas determinan su exposición a los impactos del cambio climático, su sensibilidad a estos impactos y su capacidad de adaptación.
La adaptación al cambio climático se refiere a un ajuste en los sistemas naturales o humanos como respuesta a estímulos climáticos, reales o esperados, que puedan moderar los daños o explotar las oportunidades beneficiosas.
La adaptación puede ser buscada por sociedades, instituciones, individuos, gobiernos y puede ser motivada por motores a través de muchos mecanismos, por ejemplo: actividades sociales, actividades de mercado, intervenciones locales o globales. La capacidad de adaptación es la aptitud o el potencial de un sistema para responder exitosamente a la variabilidad climática y al cambio, e incluye tanto los ajustes en el comportamiento como en los recursos y tecnologías. También permite a los sectores y a las instituciones aprovechar las oportunidades o los beneficios del cambio climático, tales como estaciones más largas para las cosechas o mayor potencial para el turismo.
Se estima que la capacidad de adaptarse al cambio climático varía en los sub-sectores de la industria turística, por ejemplo: turistas, proveedores de servicios turísticos, comunidades, operadores turísticos. Dentro de estos, los turistas tienen la mayor capacidad adaptativa (que depende de tres recursos clave: dinero, conocimientos y tiempo), con una libertad relativa para evitar los destinos impactados por el cambio climático o cambiando el momento de viajar para evitar condiciones climáticas adversas. Los suministradores de servicios turísticos y operadores en los destinos específicos tienen menor capacidad adaptativa. Los grandes operadores turísticos que no son dueños de infraestructura, se encuentran mejor posicionados para adaptarse a los cambios en destinos porque pueden responder a las demandas de sus clientes y suministrar información para influir en las elecciones de viaje de sus clientes. Las comunidades en los destinos y operadores turísticos de hoteles, estaciones turísticas, marinas o casinos tienen la menor capacidad adaptativa.
Los requerimientos de información, cambios de política e inversiones que se necesitan para una efectiva adaptación por parte de los destinos turísticos, en algunos casos, requieren de décadas y, por lo tanto, existe la necesidad de una rápida acción para aquellos destinos donde se prevé que un impacto se producirá hacia mediados del siglo.
EL PROCESO DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
Una amplia gama de metodologías y herramientas de decisión existen para evaluar los impactos del cambio climático y las estrategias de adaptación. El PNUD2 proporciona cuatro principios rectores para la adaptación que son altamente relevantes para el turismo.
ADAPTACIÓN EN UN CONTEXTO DE DESARROLLO
Los impactos del cambio climático podrán afectar negativamente el desarrollo sustentable de un país en formas diversas, incluyendo los recursos hídricos, la energía, la salud, la agricultura y la biodiversidad - los cuales podrán tener un impacto en el sector turístico. Por consiguiente, el proceso de adaptación en el sector turístico necesita integrarse a políticas y estrategias de desarrollo sustentable del país.
UTILIZAR LA EXPERIENCIA ADAPTATIVA ACTUAL PARA AFRONTAR LA FUTURA VARIABILIDAD CLIMÁTICA
El sector de turismo tiene experiencia en afrontar la variabilidad climática (Tabla 3), requiriéndose evaluaciones adicionales como punto de partida para la adaptación. Una amplia gama de actores turísticos deben ser involucrados en el proceso de adaptación para aprovechar plenamente sus experiencias y conocimientos relativos a la adaptación a la variabilidad climática actual.
RECONOCER QUE LA ADAPTACIÓN OCURRE EN DISTINTOS NIVELES, EN PARTICULAR EN EL NIVEL LOCAL
La adaptación puede realizarse en forma estratégica en el nivel nacional, tal como ocurre con el Plan Nacional de Respuesta al Cambio Climático de Uruguay o el Plan Nacional de Turismo Sostenible pero el cambio climático no es simplemente un desafío para gobiernos; la participación de la industria turística es crucial pues sus operaciones son y serán afectados.
RECONOCER QUE LA ADAPTACIÓN ES UN PROCESO CONTINUO
La mayoría de los marcos de adaptación reconocen que es un proceso iterativo de puesta en práctica y evaluación de estrategias a medida que las condiciones climáticas siguen evolucionando a lo largo del siglo.
¿CÓMO DESARROLLAR E IMPLEMENTAR UN PROCESO DE ADAPTACIÓN A LA VARIABILIDAD CLIMÁTICA?
Pueden considerarse los siguientes elementos a la hora de desarrollar un proceso de adaptación:
•Adaptarse ahora
Frente a la falta de estratégicas de adaptación en los distintos países, cuanto antes se comience a implementar un proceso se podrán lograr beneficios más rápido para la reducción de riesgos.
•Crear condiciones para posibilitar la adaptación
Implica sortear las numerosas barreras que hoy existen, entre otras: conflictos frente a escasos recursos, falta de conocimientos, instituciones débiles, recursos naturales degradados, infraestructura inadecuada, recursos financieros insuficientes y una gobernanza deficitaria.
•Integrar la adaptación con el desarrollo
Los objetivos de la adaptación al cambio climático y del desarrollo son fuertemente complementarios; por lo tanto para ser efectivos, los procesos de adaptación deben comprometer a los ministerios responsables del desarrollo, finanzas, gestión territorial e hídrica y salud pública.
•Aumentar la sensibilización y el conocimiento
El conocimiento es una limitación crítica en la adaptación siendo prioritaria la generación y comunicación de nueva información para la gestión de los riesgos climáticos.
•Fortalecer instituciones
La debilidad institucional representa una dificultad para la gestión de los riesgos climáticos y adaptación. Por lo tanto, el fortalecimiento institucional o, en algunos casos la revitalización de las instituciones tradicionales y tomar decisiones son imprescindibles para facilitar la adaptación.
•Proteger los recursos naturales
Los recursos naturales que se encuentran en un estado degradado son más vulnerables al cambio climático y, por lo tanto, la recuperación y protección de recursos naturales tales como humedales, pesquerías, biodiversidad y bosquesconstituyen estrategias críticas de adaptación en muchos países en desarrollo.
•Suministrar asistencia financiera
Los recursos financieros son una importante barrera a la adaptación. Tendrán que buscarse soluciones innovadoras para que los países en desarrollo puedan obtener financiamiento desde varias fuentes, tanto internas como externas.
•Involucrar los que se encuentran en riesgo
Involucrar actores que se encuentran potencialmente en riesgo aumenta la efectividad de los procesos de adaptación, demostrando la importancia de enfoques participativos en la adaptación.
•Uso de estrategias específicas
La adaptación basada en el lugar y contexto local determinará cuáles enfoques e iniciativas específicas son las más efectivas.
LA ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL SECTOR TURÍSTICO
El sector turístico ha adaptado sus operaciones a las zonas climáticas del mundo. Una diversa gama de medidas adaptativas tecnológicas, gerenciales, de políticas y de comportamiento son utilizadas actualmente por los actores turísticos para afrontar la variabilidad del clima a nivel en los destinos.
MITIGACIÓN Y TURISMO
Las medidas de mitigación son aquellas que contribuyen a reducir la acumulación atmosférica de GEI y, por lo tanto, a retardar el impacto esperado de dicha acumulación en el clima mundial. Las políticas sociales, económicas y tecnológicas pueden contribuir a producir una reducción de emisiones implementando diferentes medidas de mitigación.
El sector turístico se compone de una amplia gama de negocios, desde pequeños operadores que abastecen el mercado local hasta grandes compañías que operan transporte, hoteles y tours, cubriendo mercados globales a través de regiones enteras y movilizando millones de paquetes turísticos a destinos en el extranjero cada año. En respuesta a la creciente sensibilización de los consumidores sobre la contribución del turismo al cambio climático, el sector está investigando las estrategias para implementar medidas de mitigación en subsectores como transporte, hospedaje y operadores turísticos.
La mitigación puede lograrse reduciendo el uso de energía, por ejemplo, a través de cambios en el comportamiento en cuanto a viajes, mejorando la eficiencia energética, aumentando el uso de energías renovables, utilizando estrategias de compensación de carbono, planificando destinos y paquetes turísticos sustentables, así como a través de cambios en las prácticas empresariales. Sin embargo, aunque la innovación tecnológica tiene un gran potencial para lograr reducciones en las emisiones de GEI, dadas las altas tasas de crecimiento del turismo global, ésta no será suficiente para lograr reducciones absolutas en el uso de energía y las emisiones. Por lo tanto, los cambios en el comportamiento (turistas) así como cambios estructurales (industria turística) serán de importancia en revertir la tendencia hacia el crecimiento de los GEI desde este sector. Las actuales tendencias de la sociedad por un turismo natural y responsable han creado nuevas oportunidades de negocios y nuevos mercados para productos turísticos de bajo carbono.
MITIGACIÓN EN URUGUAY
Si bien la mitigación no es una línea de acción prioritaria para Uruguay (ya que, entre otras razones, no contribuye significativamente a las emisiones globales de GEI), el país se ha comprometido a implementar medidas de mitigación.
En el Plan Nacional de Respuesta al Cambio Climático y la Variabilidad (PNRCC), elaborado por Uruguay en 2010, se mencionan líneas de acción estratégicas y medidas concretas para la reducción de emisiones en diversos sectores socio-económicos y el Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL) como línea adicional de mitigación. De las medidas de mitigación definidas por el PNRCC las de mayor involucramiento con los sectores vinculados a la actividad turística son las referidas con transporte y energía.
Cabe considerar dos aspectos fundamentales del rubro energético en Uruguay. Por un lado, el 67% de la energía que consumimos en nuestro país corresponde a derivados del petróleo; y por otro, el uso de la energía por sectores corresponde en un 32% al transporte, en un 29% a los hogares, en un 21% a la industria, en un 9% al sector comercio y servicios (escuelas, hospitales, hoteles, restaurantes) y en un 9% al sector agro y pesca (fuente: DNE).
En este marco, la política energética nacional para el período 2005-2030 ha definido prioridades que contemplan esta situación. Una de las prioridades es la diversificación de la matriz energética, lo cual implica considerar la introducción de energías renovables autóctonas (como son la eólica, biomasa, microhidráulica) y la reducción de la dependencia del petróleo. Se considera en esta opción la promoción del transporte fluvial y ferroviario; el recambio de flotas de carga y transporte colectivo; la revisión tributaria y normativa y el desarrollo de incentivos para vehículos eficientes; el etiquetado de vehículos; la incorporación de biocombustibles, vehículos eléctricos e híbridos y la sustitución eficiente en el sector público. Por otro lado, otra prioridad es la promoción del uso eficiente de la energía, incentivando una cultura de la eficiencia energética4 e incorporando tecnologías eficientes en equipos consumidores de energía.
El análisis del consumo de energía de los diferentes rubros vinculados al turismo permite detectar oportunidades para implementar medidas de mitigación en el sector. Nuestro país ya viene implementando líneas temáticas e iniciativas en materia de mitigación y algunas ya están siendo incorporadas en subsectores como el hotelero. Otras requieren de mayor difusión para facilitar su incorporación, tanto en operadores como en turistas y tomadores de decisión. Algunas de las principales iniciativas impulsadas en el país son:
-Promover la eficiencia energética (EE) en todos los sectores de la actividad nacional y para todos los usos de la energía (iluminación, electrodomésticos, vehículos, etc.). Desde 2005, Uruguay está impulsando medidas para la incorporación de la eficiencia energética a través de la promoción del uso de lámparas de bajo consumo, el etiquetado de electrodomésticos, la incorporación de normas mínimas de desempeño de edificaciones.
-Promover las energías renovables no tradicionales. En el marco de la política energética nacional, se definió priorizar la diversificación de la matriz energética, promoviendo el desarrollo de emprendimientos en base a energías renovables no tradicionales (energía eólica, solar, de biomasa y minihidráulica), como contribución a reducir las emisiones de GEI. Una de las metas de la política energética es llegar al 50% de la matriz energética nacional con fuentes autóctonas renovables, incorporando 500 MW de éstas antes del 2015, incluyendo, fundamentalmente, el aprovechamiento de la energía eólica y recursos de biomasa para la generación de energía eléctrica.. El país ha identificado como prioridad la incorporación de la energía solar térmica para la sustitución del calentamiento de agua eléctrico o a partir de fuente fósil.
-Utilización de biodigestores. Este tipo de tecnología, así como los calentadores y las cocinas solares, puede representar una oportunidad para emprendimientos agroturísticos de nuestro país.
-Políticas de construcción sustentable. Este tipo de iniciativas estimula a la administración pública a desarrollar e implementar nueva legislación y reglamentaciones, con el objetivo de influir sobre el sector de la construcción para que realice proyectos de forma más sustentable, mediante la utilización técnicas innovadoras y materiales que emitan menos CO2, reduzcan el consumo de energía y la deforestación ilegal.
Las medidas de mitigación involucran una amplia gama de actores y de actividades que varían desde iniciativas de bajo costo, tales como el alumbrado eficiente en energía, hasta medidas que requieren mayores esfuerzos e inversiones, tales como la compra de vehículos más eficientes en cuanto a combustible o la redefinición de sus sistemas de energía.
Las medidas más importantes son las que reorientan el turismo hacia el transporte bajo en emisiones de carbono y la búsqueda de destinos menos distantes con estadías más largas, involucrando a diferentes actores como son los proveedores de transporte, alojamiento, operadores turísticos, turistas, administradores y planificadores.
Dadas las tendencias sociales actuales, parecería que los nuevos mercados para turistas ambientalmente responsables ya están surgiendo y, así, existen oportunidades para desarrollar y comercializar nuevos productos turísticos bajos en emisiones de carbono. Esto, conjuntamente con consideraciones económicas, hace que sea interesante para cualquier actor turístico involucrarse en la puesta en práctica de medidas de mitigación.
Los operadores turísticos desempeñan un papel importante en la mitigación del cambio climático, puesto que arman paquetes: incluyendo viaje, hospedaje y eventualmente atracciones turísticas. En tal sentido, pueden influir en las emisiones ofreciendo, por ejemplo, transporte eficiente en su uso de energía, hoteles con compromisos ambientales, paquetes de bajas emisiones de carbono que incluyan viajes en ómnibus y en tren sustituyendo viajes cortos en avión, opciones de bicicleta, o alquiler de vehículos eficientes. Otro rol importante para los operadores turísticos es el de aumentar el tiempo promedio de permanencia: una manera muy efectiva de reducir la huella del carbono del turismo, siempre y cuando el promedio de viajes realizado por un turista sobre un determinado período disminuya. Como ejemplo, en Alemania se ofrecen destinos de vacaciones que proporcionan «nuevas sendas hacia la naturaleza», desarrollando y comercializando paquetes libres de automóviles e incluso promocionando con mayor ímpetu el viaje en tren. Los operadoresetiquetado sobre emisiones o fuentes de energía en sus paquetes para influenciar el comportamiento de los viajeros. Indicando las emisiones causadas por un viaje o alojamiento en particular, se hace posible que los viajeros elijan entre productos bajos en emisiones de carbono o los clásicos. Los turistas, por su parte, desempeñan un papel fundamental en la reestructuración hacia un sistema turístico sustentable, eligiendo sus destinos, alojamiento y medios de transporte ambientalmente amigables. Ellos también pueden exigir transporte en medios eficientes en cuanto al combustible o quedarse en hospedajes que tienen incorporadas buenas prácticas ambientales, lo que pone importante presión en las compañías para que trabajen para lograr un turismo sustentable. Estas son algunas de las maneras en que los turistas individuales pueden alterar y mejorar las tendencias actuales del turismo global.
Los operadores hoteleros pueden aportar significativamente en la implementación de medidas de mitigación, desarrollando buenas prácticas ambientales, como la reducción de consumos en agua y energía, e incorporando energías renovables. En este sentido, la incorporación de la energía solar no sólo reduce la dependencia energética del exterior, sino que promueve el autoconsumo y la independencia energética, proyectando al Uruguay como destino turístico responsable del ambiente.
El sector puede aprovecharla de dos formas:
-por un lado, utilizando la tecnología fotovoltaica para generar electricidad;
-por otro, aprovechando la energía del sol para generar calor, que puede emplearse en calefaccionar ambientes, cocción de alimentos o producir agua caliente.
Algunos de los potenciales usuarios de estas formas de energía vinculados a la actividad turística son las viviendas individuales, los edificios de propiedad horizontal, los hoteles y los clubes deportivos, tanto para instalaciones de baños o cocinas, como de piscinas.
Según datos de los principales proveedores nacionales de equipos solares térmicos, se estima que existen instalados unos 1.000 m2 de colectores solares térmicos al año 2010. A partir de la normativa vigente, gran parte de hoteles y clubes del país han incorporado la energía solar térmica para calentar agua y otros servicios.
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